«A veces los profesores acoplamos a los alumnos al pupitre y les cortamos las alas». Así de tajante se expresa Enric Ramiro Roca, autor de La maleta de la ciencia, una apuesta por una didáctica diferente y vivencial para despertar el interés de los escolares por la ciencia.
Recomendamos la interesante entrevista que concedió este inquieto profesor al diario Levante y animamos a seguir su iniciativa.
¿Qué tipo de experimentos recoge La maleta de la ciencia?.
Son 60 experimentos sencillos, con aire y agua, baratos y del tipo vivencial, para que los haga el propio alumno. Hay otros tipo de experimentos más espectáculo, como los que hacen en el programa El Hormiguero o el modelo clásico, en el que el profesor hace y los alumnos miran. Yo recojo experimentos para que los hagan los estudiantes. Los alumnos quieren experimentar y muchas veces los profesores les cortamos las alas y los acoplamos al pupitre. El libro de todas formas se enfoca como herramienta para la enseñanza en Primaria e Infantil, pero también a la población en general. Es para despertar el interés de todo el mundo.
Es profesor de lengua, pero ha escrito un libro sobre ciencia.
Lo de la ciencia, para mi, es casi como un afición. Mi principal preocupación no es la ciencia en sí, sino cómo se divulga. Me preocupa la estima hacia esta disciplina, quiero que la gente se enamore de las asignaturas de Física, Química y Matemáticas. Muchos lo recordamos como algo horrible, pero no es por la asignatura en sí sino por cómo te la enseñan. Hay un mundo maravilloso, lúdico y atractivo en estas asignaturas. La clave reside en la didáctica y la metodología, hay que reflexionar cómo enseñar mejor y que el aprendizaje sea significativo.
Eso requiere la implicación del profesorado.
Sí, el profesorado ha de estar abierto a la práctica, se ha de implicar, esa es la diferencia entre el aprendizaje significativo y el que no. Puede que un profesor sea premio Nobel, pero si no se implica el aprendizaje no será significativo. Ahora bien, a veces la sociedad no valora ni entiende la implicación del profesorado y su afán de renovación; sólo quiere que se acabe el temario, que se siga el programa. Siempre ha habido profesores innovadores y otros que no lo son, y en medio hay un 70% de profesores que no saben hacia dónde tirar. Cuando se habla de innovar se refieren a cambiar las herramientas para dejarlo todo igual, cómo puede pasar por ejemplo con las Tecnologías de la información y la Comunicación (TIC). Yo hablo de renovación, que eso puede hacerse con el ordenador o con la pizarra de toda la vida o con lo que sea. Pero la renovación no siempre interesa a la Administración.
Sí, el profesorado ha de estar abierto a la práctica, se ha de implicar, esa es la diferencia entre el aprendizaje significativo y el que no. Puede que un profesor sea premio Nobel, pero si no se implica el aprendizaje no será significativo.
¿El aprendizaje significativo garantiza mejores resultados?
Favorece el éxito, pero por sí sólo no garantiza nada; depende de cómo se haga, en educación no existe la piedra filosofal. Hay profesores que utilizan métodos tradicionales que tienen unos resultados favorables, y algunos que usan nuevas metodologías y fracasan.
¿Qué falla?
Creo que hay poca formación. En la universidad, que vemos como el paradigma de la formación y la sabiduría, los que forman a los que van a formar en los colegios e institutos, ¿han pasado por colegios e institutos? ¿Quién forma a los que formarán a los alumnos?
El objetivo es lograr una alfabetización global, saber lo mínimo de letras, pero también de ciencias, que son dos cosas que no deberían ir separadas
¿La ciencia nos da miedo?
Pensamos en ciencia y nos viene a la cabeza la tabla periódica o el laboratorio en el que no nos dejan tocar nada. Yo no soy especialista en ciencia y no quiero llegar a formar científicos; el libro busca despertar la curiosidad de los alumnos en Infantil y Primaria, aunque está enfocado a todo el mundo. El objetivo es lograr una alfabetización global, saber lo mínimo de letras, pero también de ciencias, que son dos cosas que no deberían ir separadas. Además, la ciencia es equivocarse volver a intentarlo y aprender a equivocarse es fundamental para todo.
¿Despertar el gusanillo por la ciencia en un país que invierte tan poco en ciencia no es hacerles un traje a los estudiantes?
Hay un gran problema de falta de vocaciones científicas en España. En Infantil hay que despertarles la curiosidad por la ciencia y después los profesores y la sociedad son responsables de conservar esa curiosidad científica hasta Bachillerato. Los profesores han de reaccionar, pero la sociedad también ha de contribuir dignificando la investigación y haciéndola posible. Ahora en investigación estamos yendo hacia atrás porque se están cerrando centros pioneros.